Y yo, que las odiaba...

...estoy sumergida en la barbarie de una dieta.
Odio las dietas. Siempre aborrecí las dietas. Siempre critiqué a los que salen a comer y piden lechuga y agua. Pero hoy soy una más. Sí señores.
No es que tenga mucho peso de más... pero la empezamos con una amiga y ya se volvió una cuestión de honor. Tengo que resistir.
Dura solamente 30 días pero... la humillación se hizo carne en mí en varias oportunidades ya.
Querer hundir tu cara en un bowl de gelatina diet.
Ponerle edulcorante al café (puaj).
Pedir en un bar un sandwich... sin pan.
Actos que nunca pensé que saldrían de mi persona.
Hoy fui a comer a Las Cholitas. Comida regional (altamente recomendable, Rodríguez Peña y Santa Fe).
Me entró una desesperación horrible cuando ví que en la carta no había nada permitido... y ahí nomás tuve que interrogar a la moza.
Cerramos con una deliciosa (es irónico) ensalada de rúcula, tomates cherry y queso parmesano.
Por favorrr.
Miré el plato. Lo olí. Lo condimenté. Hundí mi tenedor y sentí el crujir de las hojitas verdes, que me hacían señas gritando "eeehhh!! boludaaa!! jaja estas a dieta?? eeehhh!!".
Me sentí morir.
En fin, la pesadilla terminó cuando media hora después pedimos la cuenta pero... el sabor amargo (y no precisamente de la rúcula) aun perdura en mi boca.

Mañana tengo un after en el Shamrock.
Y voy a tener que tomar agua...
Yo, la amante de la Warsteiner.
......
....
Buuuuuuuu