El límite incierto

El viejo iba solo en el último asiento del 166. Y hablaba solo también.
Me senté un lugar adelante. La gente lo miraba de reojo y se reía por lo bajo. Me puse mis auriculares pero... no encendí el MP4. Me quedé escuchándolo.
El viejo hablaba de política. Y del facismo. Y de tantas otras cosas. De por qué era perseguido. Por sus ideas políticas -según decía-. Por ser un "subversivo".
"Y te interrogan, y como sos peligroso, te mandan al loquero."
La gente no le sostenía la mirada. Todos lo escuchaban como ausentes. Y yo también, debo reconocerlo.
Primero sentí curiosidad y después... me dio pena encender el MP4. ¿Pena por él? No. Pena por mí. Por todos los que estábamos ahí.
Y en ese momento vino a mi cabeza un pensamiento. Ese pensamiento que cuando llega, me arrima un poco más al miedo.
Quién dice qué es locura, y quién dice qué es cordura. Sé que hay extremos, como en todo.
Pero también hay límites fácilmente confundibles.
En algún tiempo, un hombre hablando a la gente en voz alta era un filósofo, un sabio.
Ahora es un loco -excepto que tenga un micrófono adelante y esté subido a una tarima, lo cual también es dudoso-.
Y este tipo no decía boludeces. Este tipo no deliraba. Hablaba de historia, y de política. De cosas que son empíricamente ciertas.
Y sin embargo todos reían. Pero ninguno lo miraba a la cara. Por las dudas. Tal vez con temor a contagiarnos, a humanizarnos en un cruce de miradas.
Porque volverte partícipe de una situación así puede tocar tu humanidad y tu vergüenza. Puede sacarte de la somnoliencia y volverte real de un plumazo.
No se levanta la voz en la vía pública, excepto que te dirijas a alguien que está en la otra vereda. Eso denota locura.
No se habla en voz alta en medio de un montón de gente a la que no conocés, porque eso denota demencia.
Me asustó la lucidez del pensamiento.
Me asustó no haber tenido coraje para mirarlo.
Me asustó que la gente se riera.
No me asustó él, me asustó mi reacción y la de todos los que me rodeaban.
Después de que se bajó, el silencio me perforó los tímpanos.
Pero creo que no era el silencio, era la duda... repiqueteando en mi cabeza...

2 comentarios:

Sil dijo...

Este tema es un dilema desde hace siglos. Cuando estudié los 6 años de Psicología, me encontré con la historia de la locura, la demencia, la marginalidad. Y a los locos, se los aislaba, se los encerraba.
Habría que diferenciar lo de este señor: no era ilógico lo que decía sino el contexto en el que lo decía. Puede ser todo verdad, es su realidad, pero una conducta que escape a la norma es designada como patológica y se lo discrimina y es tomado como objeto de burla.
Me parece espectacular que indagues por qué te llegó o impactó.
Es un tema que exige horas de pensar y pensar.
Besos.

Zeb dijo...

Es interesante leer todo lo que plantea Foucault sobre la locura...

X otra parte, mientras leía tu post me acordé de un vieeeeejo tema que dice "la mediocridad para algunos es normal, la locura es poder ver más allá"...

Quien te dice? Quizás pudiste ver más allá de las palabras de este hombre...

Beso!